Entendiendo la anatomía de tu caballo: la región torácica media.
Siguiendo con nuestra serie de artículos para entender cómo funciona la anatomía del caballo, la siguiente región a abordar es lo que denominamos como región torácica media y que comprende desde la cruz hasta la región torácica transicional; seguramente, esto de región torácica transicional te sonará a chino pero créeme si te digo que cuando la descubras en el siguiente artículo te asombrará la infinidad de relaciones anatómicas de las que dispone y su importancia.
Esta región torácica media, basa su importancia en varios hechos: es el punto de contacto de la silla con el dorso, recibe las ayudas del jinete a través de su asiento y confluyen una serie de factores de estrés en el movimiento de las costillas, resultando éste un factor esencial para el rendimiento deportivo de tu caballo dado que la respiración solo puede producirse si las costillas se mueven adecuadamente.
Para que el caballo respire adecuadamente las costillas han de moverse con un recorrido determinado tanto en inspiración como en espiración. Con la inspiración se produce la entrada de aire en los pulmones de tu caballo gracias a que las costillas de mueven en dirección hacia arriba y hacia la cabeza de tu caballo (craneo-dorsal). En la espiración, las costillas han de moverse en dirección hacia arriba y hacia atrás (caudal-ventral) para favorecer la expulsión del aire contenido en los pulmones. Seguro que estarás de acuerdo conmigo en que para poder realizar cualquier ejercicio físico con un mínimo de rendimiento, necesitamos una adecuada oxigenación de los diferentes tejidos. Para ello, necesitamos que las costillas se muevan adecuadamente en los planos que hemos citado. De hecho, cada costilla articula, es decir se mueve, en relación a dos vértebras con 3 articulaciones lo que hace que solo en esta región nos vayamos a varias decenas de articulaciones de las costillas con las vértebras; estas decenas de articulaciones han de funcionar como perfectas bisagras para que los pulmones del caballo puedan expandirse adecuadamente y oxigenar todos los tejidos. Hasta aquí, tan solo hemos desgranado el funcionamiento de la caja torácica de nuestros caballos, y no revestiría especial importancia sino fuese por la cantidad de factores que pueden afectar el correcto funcionamiento del tórax equino, y por ende, de su respiración y su capacidad cardiovascular.
El principal de los factores que nos encontramos que afecta a esta región son las sillas de montar y su ajuste. De hecho, por definición el lugar de la silla se encuentra en esta región torácica media pues debe de partir desde las últimas vértebras de la cruz y nunca sobrepasar la torácica número 18. Por tanto, todos los ajustes deficientes o no óptimos y por supuesto los malos ajustes influyen definitivamente en la libertad con la que se mueve la caja torácica y lejos de producir solo dolor o molestias afectan significativamente al rendimiento cardiovascular, es decir, a la resistencia de nuestro caballo. Dentro del apartado de las sillas, merece una especial importancia la cincha y su cometido circunscribiendo el tórax y las costillas. Este tema es tan importante que lo abordaré en un artículo ex profeso, pero sí que me gustaría apuntar en este momento que una cincha inadecuada (grosor, amortiguación, equilibrado…) y en la posición incorrecta van a comprimir del orden de 2-3 costillas generando en éstas un movilidad alterada. Este es un hallazgo frecuente para los quiroprácticos y osteópatas y denominamos a esto costillas posteriores con componente de inferioridad o superioridad según se haya fijado el movimiento en inspiración o espiración. Es muy común que tras la manipulación terapéutica de las costillas el caballo realice varias inspiraciones y espiraciones profundas de manera distendida y relajada. Por ello, de nada nos sirve una silla perfectamente ajustada si nuestra cincha no lo está.
En esta zona, es donde además el caballo va a recibir las ayudas del asiento del jinete a través de la silla. Por ello, necesitamos que esta zona se encuentre perfecta en términos físicos de manera que nuestro amigo equino pueda percibir perfectamente lo que se le está indicando a través de la pelvis y piernas del jinete. Digo piernas, por que de las vértebras de esta zona salen los nervios que van a llevar y recoger información de los receptores de la piel situada en los flancos del caballo, esto es, en las zonas donde el jinete va a actuar con sus talones y pantorrillas. La concurrencia de determinados factores (como sillas inadecuadas o deficientes asientos de jinetes), puede comprometer la calidad de dicha inervación mediante la desalineación de vértebras y con ello, nos encontraremos caballos “sordos a las piernas”. Es una anécdota frecuente la de los jinetes que me cuentan como antes las moscas se posaban en la zona del flanco de su caballo y éste no se las espantaba y, tras la sesión quiropráctica y osteópatica muestra una sensibilidad cutánea aumentada que ayuda a su jinete en la transmisión de los mensajes equitacionales.
Para concluir este artículo, me gustaría considerar una idea de autocrítica, pues en muchas ocasiones solo vemos obstáculos a la optimización de la salud y el rendimiento deportivo de nuestro caballo en factores externos: la silla, el salvadorsos, el sistema de riendas “x”…etc. Y sin embargo, poco o nada reflexionamos acerca de cuál es la calidad equitacional de nuestro asiento. Veo casos en los que la silla tiene poco espacio para la mejora pues ya se encuentra con un ajuste muy optimizado, sin embargo quizá el jinete si tendría posibilidad de mejorar su asiento. Tan solo necesitaríamos un mero espíritu de autocrítica…y tú, ¿qué crees que puedes mejorar en tu caballo?, ¿cómo valorarías el ajuste de tu silla?, ¿cómo calificarías tu técnica equitacional y tu asiento?.
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