La rectitud en el caballo…¿merece la pena?, ¿tiene rectitud mi caballo?… (Parte 1)
La rectitud es en el mundo ecuestre una auténtica Arcadia o tesoro a perseguir. De hecho, me atrevería a decir que muchas de las lesiones y problemas equitacionales que me encuentro en mi día a día tienen de base una falta de rectitud.
Desde tiempos inmemoriales los grandes maestros han teorizado acerca de este concepto. Cuenta la leyenda que Nuno Oliveira recibió a un grupo de personas que querían ver sus prodigiosos caballos y toda la doma que podían demostrar; una de estas personas le solicitó que hiciese la más grande demostración de doma que pudiese con uno de ellos y Nuno, en un alarde equitacional les sorprendió haciendo que el caballo trazase una perfecta linea recta central en su cuadrilongo. Desconozco más de esta anécdota que lei en un libro biográfico del maestro de maestros, lo que si tengo claro es que a lo mejor, sin tantos conocimientos como tenemos hoy día, Nuno intuía la dificultad que se encontraba detrás de alinear el balanceo de las varias centenas de articulaciones que se mueven en la columna del caballo a cada tranco. Si te interesa el aspecto más anatómico y biomecánico de este aspecto tienes sobrada información en la serie de artículos de mi blog “Entendiendo la columna de tu caballo”…te recomiendo que los busques para profundizar más en este campo.
Rectitud, rectitud, rectitud…se repite como un mantra en la mayoría de las tradiciones ecuestres, pero…¿te has planteado el por qué?. En esta serie de artículos que arranca vamos a profundizar más que en el cómo en el por qué y en las consecuencias sobrevenidas cuando el entendimiento y el entrenamiento de la rectitud no es el adecuado.
Para entender la plena importancia de la rectitud tenemos asimismo que traer a colación varios de los aspectos de los que ya hablamos en otros artículos; me estoy refiriendo a la cintura escapular y la cruz más concretamente. En esta zona el caballo dispone de un conjunto de músculos destinados a suspender el tórax entre las extremidades anteriores. El motivo es la ausencia de clavícula en el caballo opuestamente a como sucede con nosotros. Este grupo de músculos realiza la función de clavícula y permite asimismo levantar el tórax entre los miembros anteriores; esta es una parte de un total de resortes anatómicos que se ponen en funcionamiento para conseguir el famoso gesto que pedimos a nuestros caballos conforme progresan en su doma y que en el argot se conoce como ponerlos “cuesta arriba” o “uphill”. Si tienes curiosidad y quieres profundizar en la anatomía y biomecánica de la cruz y cintura escapular del caballo te recomiendo que acudas al artículo que ya escribí sobre ello.
La rectitud surge de dos bípedos diagonales que proyectan exactamente la misma cantidad y calidad de energía cinética y una columna que se flexibiliza entre ellos para dejar pasar la misma de manera armoniosa. Digo esto porque aun hoy día mucha gente cree que la columna del caballo es una suerte de viga que hace que el caballo se dirija en línea recta como si fuese la dirección de un coche. Y nada más lejos de la realidad. La rectitud por ello se consigue desde la flexibilidad de la columna y el trabajo simétrico pero nunca desde una proyección de impulsión y desarrollo muscular sin mesura. Así, la rectitud surge del movimiento y se tiene que autosustentar gracias al cimbreo de la columna de manera especular (como imágenes de espejo) hacia ambos lados. No es infrecuente ver potros que se adelantan en su doma para intentar que proyecten movimiento como si de un cohete a vuelo raso se tratase y, la falta de rectitud se trata de corregir a posteriori con el uso de las riendas; esto no hace sino generar una falsa rectitud pues nunca la hubo en su génesis y luego se trató de corregir de adelante hacia atrás. Hoy día conocemos esto gracias a los maravillosos estudios de la Dra. Clayton pero los antiguos maestros ya sabían esto de manera empírica: la mayoría de las tradiciones ecuestres han dotado a la flexibilidad del caballo en general y de su dorso en particular una gran importancia. La progresión de esta falta de auténtica rectitud lleva como no a compensaciones en el caballo; visualmente nos parecerá que va recto pero anatómicamente irá torcido…de esto somos muy conscientes los quiroprácticos pues cuando evaluamos la movilidad de todas las vértebras es frecuente encontrar pérdidas de movilidad en muchos segmentos y que responden a esfuerzos de compensación del caballo en un intento de retornar a la rectitud. Si no existe una verdadera rectitud, bastará con desalinear unas cuantas vértebras hacia un lado y otras hacia el opuesto para que el resultado final sea una aparente línea recta. Las causas de un caballo sin auténtica rectitud son muchas: desde determinadas lesiones, a jinetes con desequilibrios pélvicos, sillas asimétricas y un largo etc pueden estar detrás de ello…y ¿qué ocurre? Que una extremidad va a trabajar con más cargas de peso e inercias de movimiento que la otra y con ello aparecerán cambios en la musculatura
Cuando un caballo no trabaja en rectitud anatómica auténtica, las consecuencias no se hacen esperar en muchos ámbitos:
- Una de las extremidades anteriores cargará más peso que la otra y tendrá por tanto más influencia que la otra por lo que nuestro caballo presentará un bípedo dominante y otro con déficit cuantitativo y cualitativo de impulsión.
- Ligado al punto anterior van a aparecer desarrollos musculares asimétricos. El miembro anterior dominante tendrá mucho más volumen de músculo en su región escalar (espalda) y hombro. Por contra, el hombro del bípedo no dominante mostrará una musculatura escapular más plana.
- A nivel equitacional estos caballos con falta de rectitud anatómica cargan más peso en una de las manos lo que genera cambios podológicos que abordaremos en futuros artículos. Esta mano que carga más peso generará en ese mismo lado una puesta en mano más pesada y sin embargo, en la mano del bípedo no dominante encontraremos problemas en la capacidad para asumir flexiones de cuello, círculos e incurvaciones.
La existencia de un bípedo no dominante hace que la rehabilitación de estos caballos tenga que pasar por un trabajo equitacional correctivo que suele malinterpretarse; digo esto porque mucha gente cree que este tipo de caballos mejorará simplemente con ejercicios gimnásticos que mejoren la flexibilidad del cuello mediante diferentes estrategias bien sea montado o pie a tierra. Si no tenemos presente que las diferencias que nos encontramos en las manos (tanto del caballo como en nuestras manos a través de las riendas) están conectadas a la cintura escapar y al miembro posterior del lado opuesto a través del bípedo dominante o no dominante, todas las estrategias van a ser una solución parcial o ni siquiera esto. Sin abordar la solución de la cintura escapular y del bípedo no dominante tan solo forzaremos ciertas biomecánicas cervicales para tratar de compensar lo que otros tramos del cuello y cintura escapular no están haciendo. Con ello, generaremos una solución cortoplacista y parcial y trasladaremos el problema otras regiones como las mandíbulas y el aparato hioideo. Mis clientes suelen quedar asustados cuando comprueban la cantidad de flor y trauma acumulado en la región mandibular de su caballo y que muy probablemente va ligado a ciertos ejercicios de flexibilidad que se introdujeron con toda la buena voluntad y persiguiendo flexibilizar y reequilibrar al caballo.
Si te has visto reflejado en alguna de las sintomatología comentadas probablemente tengas que averiguar si tu caballo tiene un déficit de rectitud anatómica y si con ella, has de ponerte manos a la obra para evitar consecuencias posteriores más graves.