La rectitud: los efectos podologicos (Parte 2)
En el artículo anterior introdujimos el por qué de la rectitud como ese bien tan preciado y ansiado y profundizamos en los efectos a nivel muscular en especial en el miembro torácico. Dentro de las consecuencias de la falta de rectitud nos localizamos en la cintura escapular y los miembros anteriores; sin embargo, la inercia de movimiento que puede llegar a desarrollar un caballo hace que puedan llegar a ser muchas las estructuras afectadas, y muy especialmente las más plásticas como es el caso de los cascos. El motivo de abordar esta parte del cuerpo del caballo es debido a que precisamente estamos hablando de una estructura muy importante; de hecho, hay estudios que sugieren que los caballos con asimetrías en los cascos presentan una vida deportiva más corta. Esto no debiera de suponernos ninguna sorpresa en la medida que son estructuras muy vitales las que nos encontramos contenidas en el estuche córneo. Hueso navicular, articulación interfalangiana distal y flexores deben de realizar unas funciones muy precisas en un espacio limitado y que, por estar en la parte más distal de las extremidades, soporta toda la inercia de movimiento en concusión con el suelo y al final de la cadena de poleas que suponen los tendones y ligamentos de las extremidades. Cuando uno estudia la anatomía de todas las estructuras contenidas en el casco, comprende rápidamente que estamos hablando de un auténtico “tetris” en el que todas las estructuras quedan perfectamente ensambladas sin lugar a la aleatoriedad.
Mi interés por la podología siempre me ha llevado a contemplar la valoración de los cascos como un elemento indispensable de mi exploración quiropráctica. En la medida que es un elemento plástico y que evoluciona con el tiempo me proporciona muchísima información acerca de cómo es la biomecánica de cada caso y lo que eso más importante, si esos cambios están instaurados desde hace mucho tiempo pues todos sabemos que la plasticidad para el cambio de un casco no se produce en cuestión de días ni semanas. Es por tanto un valor con el que obtengo información valiosa para respaldar mis hallazgos quiroprácticos y osteopáticos en torno a que bípedo trabaja de manera dominante y si este cambio lleva asentado en el caballo mucho tiempo o no.
Realmente deseo que más propietarios se responsabilicen por las patas de sus caballos y realmente creo que incluso la peor de las patas se puede mejorar de alguna manera. Podría significar que tienes que poner un control temporal en tus búsquedas … pero, ¿no vale la pena por el bienestar de tu caballo?
Volviendo al objeto del artículo, la rectitud, ¿qué ocurre en los cascos cuándo tenemos un bípedo dominante frente a un bípedo más vago?…las fuerzas de concusión entre el casco y el suelo se modifican y las estructuras flexoras de la mano del bípedo no dominante transfieren menor cantidad de movimiento con lo que aparece una retracción. Los quiroprácticos equinos detectamos esta retracción por una menor cantidad de capacidad extensora de la mano no dominante (en el ejercicio clásico de estiramiento en protracción de la mano ésta no se desplaza tan hacia adelante y hacia arriba como en la mano del bípedo dominante…a veces esto se ve en las pistas de doma en forma de caballos que no extienden tanto una mano como la otra en los aires en extensión); esto asimismo se suele traducir en bloqueos sesamoideos y del hueso carpal accesorio que adquieren movilidades restringidas y anormales. Esta retracción de estructuras suele aparecer asociada a unos talones más altos y un formato del casco estrecho y cilíndrico. Frente a ello, en la mano del bípedo dominante, nos encontramos unos talones disminuidos y un casco en ocasiones hasta de una talla mayor y con un formato redondeado. Son muchos los caballos que tienen un síndrome de bípedo dominante y que tienen además un síndrome de “talones altos-talones bajos”; con esto no estoy diciendo que uno sea causa del otro ni viceversa, pues el síndrome de los talones dispares es un fenómeno, a mi entender, escasamente conocido, pero sí que la experiencia me demuestra que estos dos síndromes suelen aparecer asociados y que cuando reequilibramos los bípedos con una pauta adecuada, se suelen producir mejoras en el formato de los cascos. De hecho, he visto casos en potros y caballos jóvenes en los que con una buena pauta de tratamiento quiropráctico, una rehabilitación exhaustiva y un muy buen trabajo podológico las diferencias entre ambos cascos y biomecánicas de ambas manos llega a ser casi inexistente.
En resumen:
I.- La falta de rectitud puede llegar a afectar a estructuras muy distales y acabar por predisponer a patologías serias y limitantes.
II.- Vale la pena entrenar la rectitud a través de una flexibilización adecuada de la columna; detectar problemas y/o resistencias en este punto debe de ponernos sobreaviso y si tras un periodo prudencial de entrenamiento correctivo no ceden, proceder a avisar al veterinario especialista en quiropráctica y/o osteopatía.
III.- Las asimetrías observadas en los cascos deben de estudiarse y monitorizarse, toda vez que nos informan del nivel de tracciones y tensiones que recibe la parte más dista del movimiento del caballo.