Entendiendo el dorso de tu caballo (Parte 3)
En el artículo anterior desterrábamos algunos mitos y leyendas en torno al dorso del caballo. vimos que mucho volumen no implica funcionalidad, al igual que para bailar ballet no querríamos a un culturista. Además, desterramos la idea de que sistemas fijos de riendas fueran una solución biomecánicamente coherente. Por otro lado, aprendimos la importancia del sistema “long&low” para que el dorso de nuestro caballo se desarrolle de la mejor manera posible con un menor riesgo de lesiones.
Sobre esta base, es necesario entender que el entrenamiento del dorso no es solo desarrollar su fuerza (ni mucho menos su volumen, como también vimos en la entrega anterior), sino es más bien el desarrollo de un conjunto de habilidades básicas como fuerza, elasticidad, simetría, resistencia y propiocepción. Tendremos oportunidad en otros artículos de hablar largo y tendido acerca de la propiocepción.
En definitiva, cuando vamos a trabajar el dorso, tenemos que entender que le vamos a dar un trabajo integral de toda una serie de habilidades que hemos comentado antes. Es fácil entender esto si buscamos ejemplos en nuestro día a día, veamos: si os habéis fijado, cuando veis los entrenamientos de los futbolistas en la sección de deportes de la televisión, no solo juegan a fútbol para estar en forma, ¿verdad?. Cualquier deportista debe de trabajar no solo el deporte en cuestión que práctica, si no además una serie de ejercicios que van a acondicionar otras áreas. Así, es fácil que veamos a nuestros ídolos del fútbol que, además de jugar un partido, hacen sesiones de gimnasio, corren, nadan, hacen estiramientos, etc. Esto que es muy fácil de explicar y más aún de entender ya que lo vemos con nuestros ojos a diario, no solemos aplicarlo a nuestros compañeros los caballos.
Si trasladamos el ejemplo de los futbolistas a nuestros caballos vamos a tener que idear un sistema para que nuestros caballos hagan pesas, gimnasio, elasticidad, cinta….no te eches las manos a la cabeza aún, déjame explicarte y vamos por partes.
1.- La flexibilidad.
Uno de los aspectos físicos a desarrollar en el dorso del caballo es su elasticidad. Veíamos en la entrega anterior (Entendiendo el dorso de tu caballo II), que el dorso del caballo se mueve en torno a la columna vertebral del caballo y que ésta, al contrario de lo que podríamos pensar no es una barra fija inmóvil como si fuese una viga de un edificio. Nada más lejos de lo que podríamos imaginar. La columna del caballo (y la nuestra) está constituida por un conjunto de anillos móviles que llamamos vértebras. Cada vértebra tiene una movilidad con respecto a la anterior y la siguiente y la suma de todas las movilidades es la que hace que el caballo describa giros, círculos, serpentinas, etc., etc.
En la entrega anterior entendimos que el movimiento de la columna del caballo durante paso y trote es un “bandeo” en forma de letra “S” hacia ambos lados. Es decir, para que el caballo vaya metiendo sus posteriores y empujándose hacia adelante, debe de ir moviendo su columna de un lado a otro. En otras palabras, si necesita mover la columna en forma de “S” hacia un lado y hacia otro, lo que necesita es…¡bingo!: FLEXIBILIDAD.
2.- Simetría.
Por otro lado, pero relacionado con el punto 1, hay que pensar que si el caballo necesita flexibilidad en su dorso, necesitará una flexibilidad igual o equiparable hacia ambos lados, ¿o queremos un caballo que vaya bien hacia un lado pero rígido hacia el otro?. Si hemos entendido que la columna del caballo ha de doblarse o bandearse a cada tranco, es fácil deducir entonces que tendremos que trabajar al caballo de manera simétrica porque de lo contrario desarrollaremos una buena elasticidad a una mano pero una rigidez nefasta a la otra. Y esto, es más importante de lo que parece porque, por desgracia, la rigidez nefasta hacia un lado no solemos entenderla de una manera tan imparcial y técnica como yo la he expuesto, solemos sacar el conjunto de adjetivos antropocéntricos: “mi caballo es diestro/zurdo” (como si se tratase de caligrafía); “su lado bueno es el…” (como si tu amigo fuese a renunciar al 50% de posibilidades de huida y supervivencia en la naturaleza jugando a tener un lado malo…¿en serio?); “es torpe a esta mano” (¿es torpe o lo han hecho torpe?…pero ¿en serio me tengo que creer que es torpe una criatura maravillosa que lleva milenios en la faz de la tierra haciendo de su funcionalidad su garantía de supervivencia?).
Volviendo al tema de la simetría, es por ello importante entender que cuando entrenamos al caballo, hemos de tener bien claro en nuestra cabeza que los entrenamientos en pista, han de ser simétricos. Hay que hacer lo mismo a ambas manos para que consigamos un desarrollo elástico equiparable en los dos lados.
3.- Integrando flexibilidad y simetría en la práctica.
En la práctica, cuando montamos a nuestros caballos estamos trabajando en ellos un conjunto de habilidades simultáneamente y muchos músculos a la vez. Pero no es menos cierto que hay ciertos ejercicios que son más específicos de ciertas partes del cuerpo.
Así, sobre la base de un “long&low”, es importante que el caballo reciba un buen calentamiento. A partir de ahí, los trabajos pie a tierra con diferentes incurvaciones y flexiones de cuello y tronco son elementos muy prácticos para trabajar la flexibilidad del dorso (¡y siempre de manera simétrica!). Actualmente hay estudios que demuestran que la mejor flexibilidad de dorso se consigue con trabajos pie a tierra sin jinete montado, por lo cual introducir este tipo de sesiones es vital. Podemos hacer días alternos de trabajo pie a tierra y montados o introducir estos trabajos como primera parte de nuestro entrenamiento antes de montarnos. Hay en el mercado sistemas como el straightness training® que muestran muchos tipos de figuras y combinaciones para trabajar con nuestro caballo.
Una vez montados y con toda la columna del caballo bien calentada y flexibilizada, nuestro peso y el efecto de nuestro asiento (considerando una silla adecuada y bien ajustada…tranquilos hablaremos de esto en entregas futuras) va a desestabilizar el movimiento de la columna del caballo: es como si a nosotros nos pusieran una mochila con un 15-20% de nuestro peso (imaginad además que no nos ajustase bien: la cosa empieza a no ser tan graciosa, ¿cierto?) y nos dijeran: venga, a bailar y no quiero ni un solo fallo. Con esto quiero transmitir la idea de que el entrenamiento físico del caballo en general y del dorso en particular es una cuestión de ir subiendo peldaños, poco a poco. Con esto en mente es importante mantener la calma en potros y caballos desentrenados, porque pueden tener una maravillosa biomecánica sin ser montados y luego ser un desastre montados. Tendrá que aprender a movilizar de nuevo su columna con un peso añadido encima que se mueve y en muchas ocasiones “culea” y se desequilibra.
Durante las sesiones de monta es bueno recurrir a círculos y semicírculos amplios y movimientos como serpentinas grandes y ochos. Todo ello va a trabajar la flexibilidad de la columna equina.
Junto a todo ello, trabajar las abdominales de nuestro caballo y un sistema de ejercicios de estiramientos específicos para dorso va a ser el complemento perfecto para que nuestro entrenamiento de dorso sea lo más completo posible. Pero esto lo vamos a dejar para la siguiente entrega en la que analizaremos cómo son los abdominales de los caballos y cómo trabajarlos, además de entender la importancia de hacer estiramientos.