Entendiendo el dorso de tu caballo (Parte 2)
Veíamos en el artículo anterior algunos condicionantes en relación a la biomecánica equina. Si recordamos, el movimiento del caballo surge en el dorso y grupa ligado a grandes grupos musculares y se traslada hacia las extremidades. Por ello, un buen entrenamiento de dichos grupos musculares es garantía de un correcto desarrollo físico del caballo.
Sabemos ya que la columna del caballo no se comporta como una viga inmóvil durante su locomoción (1). De hecho, sucede todo lo contrario, pues la columna tiene que describir una “S” hacia ambos lados para permitir que las extremidades vayan avanzando y proyectando un movimiento hacia adelante. Por ello, es necesario además que dicha “S” sea simétrica hacia ambos lados (imagen B del diagrama). Retomando la idea de globalidad de la biomecánica equina que citábamos en el artículo anterior, hay estudios (2) que nos muestran que también las anomalías biomecánicas de las extremidades acaban por afectar a los rangos de movimiento de las vértebras del caballo.

Este planteamiento nos lleva a la idea de que para diseñar el entrenamiento del caballo debemos de desarrollar sus grandes grupos musculares por un lado y trabajar la flexibilidad de su columna y simetría simultáneamente. De lo contrario, nos encontraremos con entrenamientos que adolecen de desarrollo muscular o de elasticidad y simetría, y esto es una causa de lesiones del caballo.
A continuación, expondremos una serie de comentarios en relación al entrenamiento del dorso por un lado y al trabajo de elasticidad y simetría por otro.
El entrenamiento del dorso.
Los músculos dorsales son importantes para la locomoción del caballo y para generar una base donde resida el peso del jinete. Un desarrollo correcto del dorso no solo es necesario para el rendimiento físico del caballo si no que es una necesidad prioritaria para convertir la equitación en algo seguro y ético para ambas partes: jinete y caballo.
Si nos fijamos en la vida de un caballo en libertad podemos observar como la mayoría del tiempo va a ir con su cuello abajo y estirado en búsqueda de comida, comiendo, oliendo, etc. Esto nos da una pista de que posición está favorecida por la evolución: lo que en los textos actuales ha empezado a llamarse con el anglicismo “long & low”, es decir, abajo y largo (con el cuello estirado). Esta postura le permite al caballo aguantar mucho tiempo al día con un riesgo mínimo de lesiones y por ello, es desde esta posición desde la que debemos empezar nuestro entrenamiento del dorso del caballo. En esta posición el caballo puede muscular su dorso desde el estiramiento y con bajo riesgo de incomodidad y lesiones. Será desde esta postura cuando más adelante, una vez haya mejorado la musculación del dorso, se evolucione a movilizar el eje descrito por el cuello y la cabeza, de manera que se movilice el peso desde las espaldas hacia los pies del caballo.
Llegados a este punto es importante que comentemos algunos mitos y leyendas en relación al dorso del caballo.
1.- Conseguir volumen muscular no implica que lo estemos haciendo bien.
La musculatura de nuestro caballo en general y la del dorso en particular va a evolucionar dependiendo del tipo de trabajo/actividad que hagamos. Es decir, sin perjuicio de que trabajemos desde el long&low, si nuestra actividad van a ser las largas distancias a baja velocidad, el desarrollo muscular será en base a fibras musculares menos voluminosas, de manera que el dorso de nuestro caballo no será tan voluminoso como en el caso de que entrenemos cargas de trabajo de poco tiempo y elevada intensidad como sprints, por ejemplo. Es importante tener esto en cuenta pues muchas veces existe auténtica obsesión por conseguir volumen muscular en el dorso análogamente a como resulta imposible que un atleta maratoniano tenga los músculos de un culturista. En la fisiología muscular del caballo sucede exactamente lo mismo y por ello, debemos de monitorizar y contextualizar nuestro entrenamiento en función de la actividad física que estemos haciendo con nuestro caballo.
2.- El objetivo no es tener una musculatura dorsal dura.
Por desgracia suele ser común valorar la musculatura de los caballos en base a la tonicidad y tacto que nos dan al pasar la mano y masajear ligeramente la zona. Tradicionalmente se ha asociado la dureza y tonicidad de la musculatura dorsal con un trabajo equitacional bien hecho y nada más lejos de la realidad. Esto sería lo mismo que valorar que nuestro entrenamiento en el gimnasio solo ha sido bueno si tenemos la espalda dura y tensa constantemente…¿os imagináis?. En reposo y en circunstancias de tranquilidad, por bueno que sea el desarrollo dorsal del caballo y su entrenamiento, su musculatura debe de estar relajada y suelta. Cuando nos encontramos lo contrario es momento de plantearse que algo no está yendo bien y buscar soluciones por uno mismo o recurriendo al profesional correspondiente.
3.- Son necesarios sistemas de riendas fijos/cinchuelos de lo más variopintos para conseguir un desarrollo dorsal adecuado.
Falso. Si así fuera, el caballo nacería con ellos…estos sistemas coercitivos son totalmente innecesarios cuando no contraproducentes siempre y cuando el entrenamiento del caballo se haga desde la coherencia biomecánica y etológica. Nada le va a agradar más al caballo que trabajar en una postura favorecida por su biomecánica como el “long&low”. Existen en el mercado una variedad increíble de estos dispositivos y todos ellos muestran sus supuestas “ventajas competitivas” en base a una tracción o acción milagrosa de una rienda o línea de fuerza. ¿Os imagináis que los/las gimnastas humanos tuviesen que entrenar rodeados de cuerdas y artilugios similares para conseguir lo mejor de sí mismos?. No, ¿verdad?. De hecho en entrenamiento humano las últimas tendencias son los entrenamientos funcionales como los sistemas movnat® o paleotraining®. Análogamente, hemos de pensar que solo puede haber un entrenamiento y desarrollo muscular correcto en base a un respeto a la biomecánica equina y en este sentido, la consideración del “long&low” es básico.
En algunas ocasiones, estos sistemas aparecen como la única solución a problemas que todos hemos oído alguna vez en el entorno ecuestre…”va invertido”…”no mete los pies”…”no empuja”…”levanta mucho la cabeza” y un largo etc. de expresiones. Los estudios de la Dra. Dyson de 2012 demostraron que la inmensa mayoría (más del 75%) de los problemas de locomoción (excluyendo cojeras clínicas) y comportamiento del caballo estaban relacionados con dolores o molestias varios, especialmente relacionados con el área dorsal. Por ello, cuando nos encontremos con un caballo que se comporta de alguna de esas maneras y rechaza el “long&low” lo que hay que hacer en primera instancia es descartar problemas de dorso a través de un veterinario diplomado en quiropráctica.
4.- Podemos trabajar el dorso del caballo en exclusiva.
Trabajar el dorso del caballo supone ineludiblemente trabajar sus abdominales si queremos que nuestro caballo tenga un físico equilibrado. Lamentablemente estamos en una época en la que hay una auténtica obsesión por el entrenamiento del dorso sin considerar que solo podemos tener un dorso equilibrado y funcional si el animal cuenta con unas abdominales y musculatura core también entrenadas. A nadie se le pasaría por la cabeza hacer entrenar solo su espalda olvidando sus abdominales, de hecho, la mayoría de los ejercicios de rehabilitación de humana actuales consideran con una gran importancia el trabajo abdominal.
Conclusiones
1.- El entrenamiento físico en general y el del dorso en particular es un proceso complejo en el que hay que tener en cuenta las características biomecánicas del caballo.
2.- Las resistencias y problemas no deben de abordarse en primer término con elementos equitacionales restrictivos como las rienda fijas. Solo un movimiento natural fundamentado en el concepto “long & low” puede llevarnos a un entrenamiento del caballo coherente y sostenible en el tiempo.
3.- No podemos entrenar correctamente el dorso si nos olvidamos de las abdominales y musculatura core del caballo.
4.- La existencia de malos comportamientos y biomecánicas anormales debe de atenderse en primer término con una visita de un veterinario quiropráctico.
Fuentes: