Entendiendo la columna y sistema nervioso de tu caballo (Parte 1)
El fenómeno de la vida, lo veamos en nosotros, un caballo o cualquier ser vivo es siempre una suma de funciones armoniosa. Por ello, es absurdo detenernos en un debate acerca de si este órgano o parte de nuestros caballos es más importante que las otras o requiere más atención. Todos los órganos y sistemas del caballo cumplen un cometido esencial, desde un punto de vista anatómico, fisiológico y evolutivo. Sin embargo, y en esto estaréis de acuerdo conmigo, no siempre concedemos la misma importancia a todos los órganos y partes del caballo; en ocasiones nos dejamos llevar por lo síntomas para focalizar que le pasa a ese casco, esa boca, ese dorso o ese intestino. Hay momentos en los que hasta imperan modas…como he citado repetidamente en artículos anteriores, los últimos años han supuesto una intensificación del entrenamiento del dorso de los caballos con graves consecuencias en muchos casos.
En esta ocasión, voy a adentraros en el fascinante mundo de dos partes de nuestros caballos que son escasamente conocidas y que sin embargo, tienen una gran importancia. En este artículo voy a hablaros de la columna vertebral del caballo y en el siguiente abarcaremos ésta y su influencia en el sistema nervioso de los caballos.
Los caballos, como todos los cordados, tienen una columna vertebral que supone un eje en torno al cual se organiza su vida. Sí, sé que ésta última frase suena presuntuosa (“se organiza su vida”) pero lo que pretendo con este artículo es que entendamos qué es y cómo funciona la columna de nuestros amigos y desde ahí asimilar su importancia.
La columna del caballo está compuesta por un conjunto de unidades móviles: las vértebras. En total, los caballos tienen las siguientes vértebras: 7 cervicales, 18 torácicas, 6 lumbares, 5 sacras y de 15 a 22 vértebras coccígeas. La columna vertebral, a pesar de que la citamos como un órgano en sí mismo, como vemos está especializado según la zona del caballo, de ahí que hablemos de cervicales (cuello), torácicas (cruz y primera parte del dorso), lumbares (final del dorso y riñones), sacro (grupa) y coccígeas (cola). Cada uno de estos grupos de vértebras presentan diferentes grados de movilidad: todos sabemos que no se mueve igual el cuello del caballo que la zona de la cruz por ejemplo). Si pensamos en una vértebra, su movilidad se debe a que existen unas articulaciones con las que se relaciona con sus vecinas (la vértebra anterior y la siguiente). Sí, has oído bien, esto que nos parece como una viga –la columna del caballo- resulta que está compuesta por un montón de unidades móviles y que éstas a su vez tienen muchas articulaciones para relacionarse entre ellas. Y he dicho muchas por que hay en torno a 175 articulaciones en la columna equina; piensa en las articulaciones que más te suenan: codo, hombro, rodilla, tobillo…pues en la columna del caballo hay ¡¡¡¡casi 200!!!!.
La existencia de esta cantidad de articulaciones busca dos objetivos: que la columna pueda moverse en muchos planos y dimensiones y proteger uno de los sistemas más vitales: el sistema nervioso que discurre por su interior en forma de médula espinal. Tener casi 200 articulaciones permite que un ser grande y voluminoso como el caballo pueda sin embargo trazar círculos, serpentinas, hacer piruetas o girar su cuello en un rango bastante amplio al objeto de tener controlado el máximo campo visual. La columna vertebral del caballo cumple muchas funciones, pero sin duda una de las más importantes es la de proteger a la médula espinal que viaja por su interior. Aunque ahondaremos mucho más en el siguiente artículo, sí que me gustaría apuntar que la médula espinal es el “cable” que sale desde el cerebro equino para enviar y recoger información de todas las partes del cuerpo. En nuestro caso, al igual que en el resto de cordados no somos muy diferentes de hecho. Proteger ese gran tesoro (y digo bien tesoro, pues seguro que sabéis lo que le pasa a alguien que se lesiona la médula: paraplejías, tetraplejías y discapacidades severas varias…) se podría haber resuelto con una gran viga de hueso…¿no creéis?. Si es tan importante, pongamos el más duro de los tejidos de los que dispone el caballo, el hueso, para hacer una auténtica tubería acorazada alrededor de la médula. Si la naturaleza hubiese optado por esta solución, los caballos, tendrían muy protegida su médula, pero prácticamente solo podrían caminar en línea recta y casi no controlarían ángulos visuales; esto parece poco lógico desde el punto de vista de la supervivencia, de manera que la evolución ha optado por una solución intermedia: vamos a colocar hueso alrededor de la médula pero en forma de anillos móviles que permitan movimiento. Una solución brillante e impecable.
Sin embargo, tener tantas articulaciones supone la posibilidad de que algunas tengan ciertas “restricciones de movilidad”. Voy a explicar esto último un poco mejor. Pongamos un ejemplo muy visual, cambiad la palabra articulación por bisagra y pensad y mirad a las bisagras de la puerta que tengáis más cercana. Quizá tenga tres o cuatro bisagras…que pasa cuando alguna de ellas o todas van un poco duras. Fácil, nos cuesta más esfuerzo abrir la puerta. Lo mismo sucede con las casi 200 “bisagras” que hay en la columna del caballo. En ocasiones algunas de ellas no se mueven como debieran y lo que ocurre es que se manifiestan problemas en giros, protestas con la cabeza, dificultades en la reunión o en ejercicios en concreto, problemas de comportamiento y un largo etc.
Una de las labores del quiropráctico veterinario es precisamente testar todas y cada una de esas “bisagras” y cerciorarse de que se mueven correctamente y en caso de que no sea así, aplicar una fuerza concreta para devolverles la movilidad adecuada. Con esto, conseguimos que la movilidad del caballo sea biomecánicamente correcta y podemos solucionar muchas situaciones como las que ya hemos mencionado. Sin embargo, si pensamos que por dentro de la columna va la médula espinal, es fácil deducir que esos desajustes que hemos comentado le afectarían y por tanto le afectarían al sistema nervioso…¿os imagináis cómo?, ¿alguna vez alguien os ha hablado o enseñado como es el sistema nervioso de un caballo?. Pues os dejo con esta pequeña incógnita para que penséis y reflexionéis al respecto y nos vemos en la siguiente edición. ¡¡¡¡Salud y disfrutad de vuestros caballos!!!!