Entendiendo la anatomía de tu caballo: el cuello (Parte 2)
En el anterior post de esta serie de dos artículos que hemos dedicado al cuello del caballo, hablábamos de estructura y biomecánica de esta parte tan importante del caballo. Asimismo, veíamos como frecuentemente son muchos los problemas y resistencias que arrancan en algo tan básico, y a la vez tan frecuente por desgracia, como un cuello tenso. Sí que me gustaría matizar que cuando hablo de un cuello tenso, no estoy solo hablando de una contractura en la que los músculos están como una auténtica piedra y el bloqueo es casi total. Cuando hablamos de cuello tenso estamos incluyendo también una amplia gama de “grises” en los que, sin necesidad de una contractura patológica, simplemente el cuello no trabaja en relajación. Y en todos estos casos, vamos a ver restringida la biomecánica de nuestro caballo.
A modo de resumen, sin perjuicio de que puedas acudir a la primera parte de este post para profundizar, vamos a relacionar los hallazgos clásicos que aparecen vinculados a un cuello tenso:
– Dificultad para ir hacia adelante y responder a la pierna del jinete.
– Quedarse por detrás de la mano o cargar excesivo peso en la mano.
– Signos clásicos de pérdida de confort: morder, quejarse al entresacar las crines, etc.
– Dificultades en las transiciones, en especial en las ascendentes así como en las salidas desde la parada.
– Crin que “salta” cuando el caballo sube o baja la cabeza fruto del acortamiento del ligamento nucal y musculatura cervical tras años de tensión en el cuello. En ocasiones las tensiones sostenidas durante años se trasladan también a la dirección de las crines.
Durante el último post ahondábamos así en el cuello tenso y en éste, vamos a pasar a comentar qué podemos hacer con el fin de dinamizar y relajar esta parte tan importante de nuestro caballo. Son muchas las estrategias terapéuticas que podemos utilizar con este objetivo. Desde mi punto de vista, el primero de los trabajos que debe de realizarse en este sentido debe de venir de la mano de la quiropráctica y osteopatía; el por qué de ello, es debido a la máxima “la estructura condiciona la función” ya que en base a ello, es fácil deducir que si disponemos de la estructura más firme del cuello (la columna cervical) con una biomecánica adecuada, permitiremos a los músculos que gobiernan el cuello trabajar dentro de sus longitudes fisiológicas y con una inervación o input neurológico adecuado. Bajo este punto de partida, es necesario normalmente añadir ciertas técnicas fisioterápicas para equilibrar las estructuras blandas que rodean a la columna: músculos, ligamentos, tendones, fascia, etc. Así, es común encontrar asociado a las tensiones de cuello problemas concretos en grupos como los subocciptales (nuca) o los braquiocefálicos que llevan, por ende en el caso de estos últimos, asociados problemas y puntos de dolor mandibulares e hioideos. Considerar esto último nos lleva a pensar en el abordaje y exploración odontológica pues la propia cadena cinemática conlleva llegar a estas estructuras. Y esto es precisamente una de las cuestiones que suceden cuando los quiroprácticos veterinarios nos referimos al carácter holístico de nuestra profesión…es precisamente el empezar abordando un cuello tenso para acabar valorando mandíbulas y hueso hioideo que (y digo esto sin afán de complicar el razonamiento), suele ir asociados a desequilibrios pélvicos.
El carácter vital de una estructura como el cuello, hace que muchas tensiones acumuladas durante años suelan ir de la mano de resistencias, problemas equitacionales y de comportamiento. Por ello, el abordaje terapéutico de estos casos suele requerir del concurso de técnicas miofasciales y craneosacrales para reequilibrar las estructuras y sus memorias de episodios pasados. En el enfoque terapéutico de este tipo de casos, en ocasiones es necesario ir un poco más allá y trabajar en determinados acupuntos toda vez que, como ya dijimos en la primera parte de este post el cuello se encuentra sembrado meridianos y son muchos los problemas que pueden aparecer a distancia fruto de una tensión sostenida en el cuello.
A modo de resumen, la diana terapéutica en estos casos debe de ir destinada a trabajar con la estructura, la columna, para reequilibrar los tejidos blandos y eliminar puntos de dolor y frustraciones asociadas con las técnicas ya mencionadas. Sin embargo, todo este trabajo debe de ir complementado con el trabajo y entrenamiento diario para que todas las estructuras osteomusculares vuelvan a trabajar con normalidad, esto es, carentes de toda tensión y de una manera armoniosa y equilibrada. Dentro de lo que podríamos considerar como entrenamiento correctivo resulta de especial interés:
1.- El entrenamiento de la flexibilidad. Es necesario incorporar en nuestro planning de entrenamiento las sesiones de estiramientos y trabajo de flexibilidad. Además, como hemos hablado en el post y por extraño que parezca, vamos a tener que trabajar la elasticidad de muchas partes de nuestro caballo, y no solo de su cuello, dadas las conexiones anatómicas existentes entre puntos, a veces muy distantes, de la anatomía del caballo.
2.- Trabajo pie a tierra y calentamientos adecuados. El cuello es un auténtico balancín compensatorio de la biomecánica del caballo y como tal, hay que dejarlo calentar en los rangos de movimiento más naturales y fisiológicos. En este sentido, un buen calentamiento es indispensable y junto a ello, resultan muy útiles los trabajos pie a tierra pues permiten trabajar el eje cuello-cabeza con descarga del resto de su columna. Es imposible que el cuello pueda trabajar en rangos fisiológicos, y por tanto en relajación, si con un calentamiento deficiente nos subimos directamente al caballo, para a continuación, demandar cesiones, incurvaciones o espaldas adentro. Esto es así porque el mero hecho del cinchado y efecto de la silla junto al peso del jinete supone en cierta medida un bloqueo de la movilidad de la columna. Al trabajar toda la columna del caballo como un todo (gracias a que está unida toda ella por los mismos ligamentos que la recorren de nuca a sacro), entorpecer la biomecánica de una parte supone que el resto de la columna tenga que sobretrabajar para compensar todo ello. Ese sobretrabajo, cuando la preparación física y las condiciones del caballo no son excelentes, se acusa en mayor o menor medida en otras áreas en forma de cuellos tensos, colas que no paran de moverse como si de un látigo se tratasen, etc…¿te suena algo de esto?. Mejor dicho, se acusa siempre dado el efecto de biotensegridad (hablaremos de esta propiedad en otros post, no te preocupes) de la columna de los mamíferos, solo que a veces da síntomas visibles y otras veces no.
Por todo ello, el trabajo a la cuerda bien entendido y planificado, los calentamientos adecuados y los trabajos pie a tierra (incurvaciones, círculos, cesiones, grupas al muro y un largo etc., de movimientos que pueden ejecutarse pie a tierra), previamente a montarse son excelentes estrategias para los entrenamientos correctivos en casos de caballos con cuellos tensos.
3.- Core Training. Este tipo de entrenamiento nos va a permitir trabajar la musculatura interna de la columna del caballo y, ejecutando un protocolo equilibrado y diseñado por un profesional, vamos a poder reestabilizar la columna de nuestro caballo para que así trabaje con mayor soltura y relajación.
Con toda la información que tenemos, ¿nos replanteamos el entrenamiento de tu caballo?, ¿qué factores no estás incluyendo en tu plan de trabajo?